Palabras antiguas y olvidadas
Palabra caída en desuso, pero muy habitual en otra épocas, sobre todo en el ámbito rural.
Se conocía como poyo al banco de piedra, yeso u otro material que se construía a la entrada e la casa, generalmente a ambos lados de la puerta y adosado a la pared. Así, el poyo se convertía en una parte del mobiliario de la misma, un mobiliario externo desde luego, pero de alto significado social y comunitario. En él se descansaba tras la dura jornada laboral, generalmente realizando tareas en el campo, en una época en la que era habitual entretenerse charlando con los vecinos. En el poyo se sentaban también las mujeres de la casa para hacer labores de punto de cruz o ganchillo... por no hablar de su utilización por las parejas de novios para platicar, irse conociendo e intercambiar furtivos arrumacos cuando comprobaban que no estaban siendo observados.
Con su misma raíz tenemos la palabra poyata, de significado similar en el sentido de lugar donde se apoyan cosas. En este caso, la poyata era una repisa, vasar o anaquel en el que se colocaban vasos, platos u otras cosas.
Se solía dejar el botijo, junto a alimentos perecederos, en poyatas de ventanas que normalmente quedaban a la sombra como un modo de protegerlos del calor en una época en la que aún no había frigoríficos.
Información elaborada consultando, entre otras fuentes, el diccionario de la Real Academia Española www.rae.es
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